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Hay temor a posibles 'trampas', como las 'urnas preñadas' o el voto de difuntos
Las últimas encuestas ubican a Lugo en el primer lugar con el 34% de la intención de voto
Los tres candidatos han acordado aceptar los resultados
Fernando Lugo, un ex obispo que cuenta con el respaldo de los campesinos empobrecidos y de los intelectuales de izquierda; Lino Oviedo, ex general acusado de magnicidio, ídolo de los que anhelan "que alguien ponga orden en este país" y Blanca Ovelar, ex profesora, representante de un partido avejentado que lleva 61 años en el poder, se disputan la presidencia en los comicios de hoy.
De los seis millones de habitantes, más de 2,8 están habilitados para elegir al próximo inquilino del Palacio de los López, un elegante edificio de estilo francés de donde en muchas ocasiones los gobernantes han sido expulsados a balazos o han tenido que huir con lo que llevaban puesto.
Lugo, de Alianza Patriótica; Oviedo, de Unión Nacional de Ciudadanos Éticos (UNACE), y Ovelar, del Partido Colorado, se han comprometido a respetar el veredicto de las urnas, aunque les perjudique. Pero la música de fondo está llena de estridencias, puesto que cada uno acusa a sus adversarios de promover el fraude. Se habla de 'urnas preñadas' (con papeletas introducidas de antemano), de patrones que amenazan a sus empleados con el despido si gana determinado candidato y de un clásico en la historia de los comicios manipulados: la votación de los difuntos. Como sea, las últimas encuestas ubican a Lugo en el primer lugar con el 34% de la intención de voto seguido por Oviedo con el 29% y por Ovelar con el 28,5%.
Máxima vigilancia en torno a los centros de votación
La Policía Nacional (PN) tiene desplegados a 12.000 efectivos en torno a los 979 centros de votación que se han habilitado en el país y junto a instalaciones estratégicas, como la gigantesca planta hidroeléctrica de Itaipú. También hay civiles controlando la situación: cada partido cuenta con numerosos voluntarios para evitar actos de intimidación o soborno de parte de sus adversarios. El propio Fernando Lugo se trasladó ayer junto con su estado mayor a la ciudad fronteriza de Puerto Falcón, por si las autoridades decidieran impedir la entrada a los miles de paraguayos residentes en Argentina que vienen a depositar su voto.
El Gobierno no ha descartado cerrar los límites con los países vecinos por temor a la infiltración de agitadores o incluso de terroristas que vendrían a prestar ayuda a Fernando Lugo. El ex sacerdote exige que el presidente, Nicanor Duarte, avale sus denuncias con pruebas verificables o de lo contrario se disculpe ante la ciudadanía.
El Ejército reivindica su neutralidad
Anticipándose a lo peor, el jefe de las Fuerzas Armadas, el general Bernardino Soto Estigarribia, dijo que los soldados están para defender la institucionalidad "y no para tomar partido por nadie". Soto confirmó que todas las unidades permanecerán acuarteladas y sólo se movilizarán en caso de que la Policía se vea rebasada. El alto oficial paraguayo tardó un poco más en responder cuál sería la postura del Ejército en caso de Fernando Lugo, con su fama de revolucionario, gane las elecciones. "Se respetarán los resultados", expresó secamente el general.
En cuanto a la transparencia del proceso, la jefa de la misión de observadores de la Organización de Estados Americanos, Emma Mejía, sumó su voz a la de los grupos opositores, los cuales exigen estar representados en el proceso denominado Transmisión Rápida de Resultados Electorales Preliminares, la entrega de los primeros datos, que marcarán hacia dónde se inclina la balanza. En la reunión que mantuvo con el presidente Duarte, Mejía, ex ministra colombiana de Asuntos Exteriores, descartó que miembros de las FARC hubieran entrado a Paraguay a fin de desestabilizar al Gobierno.
En la jornada cívica de hoy también se elige a 45 senadores, 80 diputados y 17 gobernadores departamentales.
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