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Por Mónica Vargas
SANTIAGO, Chile (Reuters) - Hace más de 17 años, cuando recién incursionaba en la política, Alberto Fujimori apareció en la portada de una revista peruana con ropa oriental y blandiendo una espada al estilo de un samurái, el tradicional guerrero japonés con el que siempre le ha gustado ser comparado.
Orgulloso de sus raíces japonesas, el ex presidente peruano conquistó a muchos en Tokio tras una exitosa pero sangrienta operación de rescate de rehenes en la embajada de Japón en Lima durante su gobierno, pero no fue suficiente para que lo eligieran senador de ese país en julio.
En Perú, Fujimori, un ingeniero agrónomo y ex profesor de matemáticas, despierta odios y pasiones.
Tiene aún muchos seguidores que lo defienden a capa y espada agradecidos por reducir una hiperinflación y pacificar al país tras años de lucha interna, pero sus detractores le restregan los casos de corrupción y abuso a los derechos humanos que se produjeron durante su gobierno.
"Mis opositores políticos han dicho de todo, pero estoy con la conciencia tranquila, limpia," dijo meses atrás el ex presidente a Reuters refiriéndose a esas acusaciones, por las que el Estado peruano demandó su extradición.
La Corte Suprema de Chile aprobó el viernes el pedido de Perú para que responda por los cargo de los que se le acusa.
Incluso su ex esposa, Susana Higuchi, que luego se convirtió en su enemiga política, lo acusó de haber ordenado que la torturen. "Fujimori ha tratado mejor a un terrorista como Abimael Guzmán (líder encarcelado del grupo guerrillero Sendero Luminoso) que a mí," se quejó años atrás.
Fujimori cuenta con el apoyo de sus cuatro hijos, a tres de los cuales asistió en su nacimiento.
"Siempre se dio tiempo para nosotros. Cuando era presidente nos ayudaba en las tareas del colegio o nos preparaba el desayuno," dijo Keiko, quien ejerció el cargo de Primera Dama luego de que Fujimori se divorció de Higuchi y actualmente es legisladora por el partido que su padre fundó.
"Hablo muy seguido con él. Es un gran amigo, que nos escucha y está constantemente aconsejándonos," añadió.
EL GUSTO POR DECISIONES INESPERADAS
La fama de impredecible y pragmático, que él mismo sabe que tiene, la obtuvo por las polémicas y drásticas decisiones que ha tomado en su vida política. "A mí no me tiembla la mano," ha asegurado en más de una oportunidad.
Fujimori cerró el Congreso peruano, en una medida que tuvo apoyo popular, dos años después de iniciar su mandato, al que llegó en 1990 tras vencer al destacado escritor Mario Vargas Llosa.
Cuando un escándalo de corrupción puso en jaque a su Gobierno de 10 años, viajó sorpresivamente a Japón, desde donde envió su renuncia a la presidencia por fax.
"Estoy acostumbrado a tomar decisiones a veces inesperadas, que un poco es mi estilo," aseguró en una de las últimas entrevistas que concedió a Reuters.
A fines del 2005, provocó un terremoto político al cruzar el Océano Pacífico y llegar sorpresivamente a Chile, donde él mismo ha reconocido tiene "buenos amigos." Poco después, fue detenido y luego enfrentó el proceso para su extradición.
"Es mi propósito permanecer temporalmente en Chile como parte del proceso de retorno al Perú," dijo apenas arribó.
Los equipos de última tecnología que posee le permiten comunicarse con sus cuatro hijos, coordinar con sus más cercanos colaboradores e informarse de lo que pasa en Perú, Japón y el mundo.
"A él le gusta hacer en lugar de hablar. Es una persona que no pierde la calma así no más," afirmó su portavoz Carlos Raffo, quien trabaja con Fujimori hace ocho años.
"Como jefe es sumamente exigente. Es una persona a la que no le importa si ayer fuiste eficiente si no lo eres también hoy día," agregó.
DETENIDO, PERO ACTIVO
"El Chino," como es conocido en Perú, no ha estado de manos cruzadas en Chile, donde ha recibido la frecuente visita de sus hijos, amigos y colaboradores.
Mientras gozó de libertad, viajó por diferentes lugares de la zona central del país "para conocer la experiencia chilena y aplicarla a Perú" y aprovechó para pescar, una de sus actividades preferidas.
Aunque permanece con arresto domiciliario, disfruta de sus otros dos pasatiempos favoritos: cuidar con esmero su jardín y cocinar platos peruanos y japoneses.
Fujimori, dueño de una mirada que lo ausculta todo y de una sonrisa sarcástica, gusta de lo sencillo pero útil y eso se refleja en los pocos y sobrios muebles que se ven en la casa donde actualmente vive y que, según asegura, él mismo asea y ordena, en una zona exclusiva en las afueras de Santiago.
Aportes de amigos y de su propia esposa, una acomodada empresaria japonesa, le permiten vivir sin apuros económicos en Chile, desde donde trató de lanzar sin éxito su candidatura a la presidencia de Perú en los comicios generales del 2006 e intentó alcanzar un cupo para el Senado japonés a mediados del 2007.
"Tengo bien metido el bicho de la política," dijo a Reuters hace un tiempo Fujimori, quien cumplió 69 años el 28 de julio, el mismo día del aniversario patrio de Perú.
El ex presidente ha dicho que respetará, así no le sea favorable, el fallo de la Corte Suprema de Chile en el proceso de extradición que inició Perú el año pasado.
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