Servicios Google/El Tiempo, Bogotá
En octubre del 2005 a la celda de Luis Roberto Plazas en la cárcel Ramo Verde, cerca de Caracas, llegó Nancy Garcilazo, médica reservista.
Iba a revisar las fracturas que el recluso había sufrido en la columna, tras una golpiza en el penal.
Él, colombiano de nacionalidad y vendedor de periódicos y CDs en la calle, purgaba seis años de prisión acusado de participar en un fallido golpe contra el presidente Hugo Chávez, orquestado por militares de la oposición de ese país.
La sentencia en su contra la acaba de emitir el juez militar Rubén Darío Garcilazo, el 25 de octubre del 2005.
Por cosas del corazón, Plazas, un bogotano que se había enrolado en el grupo paramilitar que supuestamente ayudaría en el complot, se enamoró de su médica y tras varios meses de relación, se casó con ella.
A la ceremonia civil, el 14 de julio del 2006 en un salón de la prisión, solo asistieron los testigos y el juez que los unió.
El sábado, pasada la una de la tarde, Luis Roberto Plazas regresó a Colombia. Él fue uno de los 27 indultados por el presidente Chávez.
'Íbamos a hacer 'limpieza'
Como todos los 142 colombianos que fueron sorprendidos el 9 de mayo del 2004 en la finca Daktari, cerca de Caracas, y acusados de paramilitarismo, Plazas fue contactado en Colombia.
Estaba en Bogotá dedicado a las ventas ambulantes cuando le ofrecieron 600 mil bolívares de sueldo libres para que se fuera a Venezuela como conductor.
"Teníamos muy claro lo que íbamos a hacer. Querían que 'limpiáramos' las calles y barrios de Caracas, que son sectores de malandros, de delincuencia común y hay grupos también en contra del Gobierno", dice Plazas.
Eso sí, este bogotano de 29 años, aclara que no está seguro de que todos lo supieran y sostiene que nunca les dijeron que iban a atentar contra Chávez, como lo aseguró el mandatario venezolano.
Cuenta que fue citado a un apartamento en Kennedy (Bogotá) junto con otros 50 hombres y que la invitación provenía de un industrial venezolano que tiene empresas de bluyines en Colombia.
Detrás de esto estaban, según se supo después, Jesús González Farías y Rafael Farías Villasmil, militares que pretendían tumbar a Chávez y que fueron sentenciados a 9 años de prisión.
Plazas tiene certeza de que en el grupo de colombianos había paramilitares y asegura que habló con varios de ellos en Venezuela. "Está comprobado que eran unos 14 los que trabajaban con 'paras' en Cúcuta, Barranquilla, Santa Marta, Valledupar y Bogotá. A cinco los cogieron en Cúcuta", recordó.
Su versión, sin embargo, es muy diferente de las que han dado los demás indultados por el gobierno venezolano. Pero ellos no quisieron referirse a ese episodio que los mantuvo más de 36 meses en prisión.
"Cuando uno cae preso en otro país y quien lo lleva -que es una autoridad de alto rango- le dice que si habla se muere o se podrirá en la cárcel, uno se calla. A ellos los asustaron, porque el día de la captura les quemaron el cuerpo, les pegaron y los maltrataron", contó Plazas, que antes de ser capturado recibió 1,2 millones de bolívares.
Las secuelas de la cárcel están en su cuerpo. Llegó con el brazo izquierdo fracturado, la columna desviada y el segundo disco de la columna partido. Por eso estuvo 22 días en una cama.
Otros llegaron enfermos de reumatismo, quemados en el cuerpo y uno con sida. "No se le informó a la autoridad colombiana porque el muchacho quería ver a la familia y morir en su casa", aclaró el indultado.
Hoy, liberado de todo cargo, Plazas, que asegura no haber compartido con sus compatriotas la celda por haber encarado a las autoridades venezolanas, quiere contarle la verdad al presidente Álvaro Uribe y regresar a Caracas a reunirse con su esposa y su hija, que ya tiene un año.
'Ex paras' de Caracas regresan a sus hogares
Casi diez horas duró la diligencia que adelantó el DAS en Cúcuta para revisar los antecedentes de cada uno de los 27 hombres indultados por el presidente Hugo Chávez, quienes fueron entregados el sábado a las autoridades colombianas en San Antonio del Táchira.
Les tomaron fotografías y huellas dactilares, los reseñaron y al final se determinó que ninguno de ellos registra antecedentes penales en el país.
También fueron entrevistados y grabadas sus versiones individuales y al final de la tarde recibieron su carta de salida hacia la libertad.
Salieron en dos grupos. Nueve de ellos se quedaron en Cúcuta y el resto (18) salieron para sus ciudades de origen con ayuda de la Cruz Roja Internacional, que les donó los tiquetes terrestres.
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