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BOGOTA (AP) - El presidente Alvaro Uribe destacó el miércoles la "voluntad generosa" del mandatario venezolano Hugo Chávez y dijo que esperaba que su mediación permita la liberación de los secuestrados en manos de las FARC, pero a la vez ratificó la orden a los mandos militares de dar con el paradero de los cautivos.
En un discurso en una sede militar en Bogotá, Uribe afirmó que las FARC "no se los entregan (los secuestrados) a la iglesia, no se los entregan a las Naciones Unidas, no se los entregan a Francia, no se los entregan a los ex presidentes (colombianos), esperemos que sí se los entreguen al presidente Hugo Chávez".
"Hay una voluntad generosa del presidente Chávez y estos bandidos de las FARC hablan bien de él y me hice la ilusión de que a él le entregarán los secuestrados", agregó Uribe, ratificando que está dispuesto a reunirse con el jefe de las FARC, Manuel Marulanda, pero una vez esa guerrilla libere a todos los rehenes en su poder, más de 500 personas, e inicien diálogos de paz.
Indicó que durante su gobierno se han "hecho todos los esfuerzos por el acuerdo humanitario", pero que no se ha obtenido "sino respuestas terroristas". "Nosotros tenemos que seguir en la búsqueda de los secuestros" dijo a los comandantes de fuerza presentes en la ceremonia militar.
Uribe recibió en la jornada un inusual respaldo del Polo Democrático Alternativo, partido de izquierda y opositor, que manifestó su apoyo al plazo del 31 de diciembre fijado por el gobierno para las negociaciones del mandatario venezolano.
"Las FARC tienen un buen plazo, 40 días, para liberar a los secuestrados", dijo el senador Jaime Dussán, vocero del Polo Democrático en un comunicado divulgado a la prensa.
El gobierno de Uribe ha dicho que ese plazo es necesario para evitar que las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), dilaten las liberaciones como una estrategia. Pero algunos parientes de rehenes y políticos opositores han criticado el plazo asegurando que es muy corto.
Las FARC tienen retenidas a cientos de personas y han dicho que liberarían a 45 de ellas --entre políticos, militares, policías y tres contratistas estadounidenses, algunos de ellos con más de nueve años de cautiverio-- a cambio de la salida de prisión de cientos de rebeldes.
Ese canje es el que negocia Chávez desde que en agosto pasado fue autorizado por Uribe a realizar tales gestiones, que fueron iniciadas por la senadora colombiana opositora Piedad Córdoba por propia iniciativa.
Córdoba fue la gestora del encuentro este mes en Caracas entre Chávez e Iván Márquez, uno de los miembros de la jefatura de las FARC, en una cita de acercamiento con el gobernante venezolano, pero cuyos resultados concretos parecen nebulosos.
Uribe manifestó que a pesar de la negociación humanitaria lo que "no podemos permitir es crear una incertidumbre en la política de Seguridad Democrática y permitir que las FARC abusen de los buenos oficios de facilitadores como el presidente Chávez y abusando del dolor de los familiares de secuestrados".
La política de Seguridad Democrática fue iniciada por Uribe el 2002 como una ofensiva del estado contra los grupos armados irregulares.
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